quinta-feira, 10 de julho de 2008

saber em que mares navegamos quando,
a coberto da noite, nos lançamos à deriva
e procuramos em vão pelo nosso reflexo
no oceano em revolta.

procurar, por entre os murmúrios do vento,
pelo nosso nome sussurrado numa promessa
de um amanhã cuja aurora nunca chega.

querer encontrar em toda a arbitrariedade e em toda a dor
um fio condutor que justifique todos os dissabores
trazidos pela amargura de uma má escolha.

desesperar pelo vislumbre da luz de um farol
quando, na imensidão perdidos, ainda nos agarramos
a uma réstia de esperança de sermos conduzidos a bom porto.

2 comentários:

Jo disse...

é isso mesmo. mas há faróis, eu acho. poucos, mas existem. e depois nós mesmos, que podemos ser faróis...

Quando
tu me vires no music-hall
estarei no palco
cabeça ao sol
ao sol da noite das luzes
à espera dum outro sol
e que os teus olhos os uses
como quem usa um farol


Espectáculo - Sérgio Godinho

Blass disse...

Gusté de todas las figuras retóricas, pero lo que más causó impresión, fue que elegiste el mar u océano (por todos los atributos que le podemos acreditar a esta inmensidad) como la escenografía donde el concepto de la prosa iba a desencadenarse.
Muy a menudo naufragamos, el mapa se desintegra y la brújula pierde su magnetismo. En un punto que parece seguro creemos llevar el bagaje necesario y de repente la inmensidad nos cubre en ausencia de señalizaciones, nuestro espíritu se quebranta, se confunde en esa revuelta que no es más que nos mismos polifacéticos ante todas las circunstancias emocionales, externas y de conciencia sucumbiendo a la deriva, siento que aparte de la confusión no distinguimos como estamos constituidos, que ingredientes nos conforman verdaderamente, existe un desencadenamiento interno, que por veces nos provoca miedo, desesperación, impotencia, auto enajenación, que es ese reflejo no encontrado, ese “yo” que se aventura a discernir pero que aun así se siente opaco, tal es la sensación de salir de nos y visualizarnos desde una vista de planta de nuestro conciente en medio de las incertidumbres generalizadas, anhelando descifrar las acotaciones que nos ayuden a ver las dimensiones exactas de nuestro objetivo.
Nos es necesario ser llamados, aunque seamos confundidos por nuestra propia voz, no queremos ser obviados, ignorados por la aurora de los sueños que a veces se niega a iluminarnos.
En la exasperación esperamos un aliciente, esa brecha donde depositar el aliento que nos queda, alertas a cualquier señal motivadora que nos lleve a continuar para alcanzar la realización , buscamos que la vida nos demuestre evidencias, que nos diseñe la secuencia en serie que nos llevo a ese punto, muchas veces soportado por inercia.
Nuestro interior va adquiriendo la consistencia lograda por sus propios méritos, por su propia búsqueda, sin desistir, nadando en ese océano de corrientes a veces desconocidas, siempre esperando esa línea luminosa que represente las coordenadas para ser rescatados, llevados a una buena costa que nos obsequie serenidad ,paz y al fin integrarnos como un todo empastado, que a pesar de la incoherencia que distinguimos en donde somos parte de un todo, empero ese todo no es parte de nosotros, al final la vida está contenida en una luz que no necesariamente es artificial y que cada uno porta igneamente , ese albor de conciencia superior y sensibilidad no es más que la fuerza apasionada que nos fundamenta como seres capaces de surcar nuestros propios mares boceteando el plano de ese puerto anhelado, en compañía de algo infalible que a todos sin excepción nos es inherente, el amor.
Te dejo un fragmento de Antonio Machado:
“ caminante son tus huellas el camino y nada más.
Caminante no hay camino se hace camino al andar, al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino, sino estelas en la mar”